
Se paró el reloj de mi vida by Bookmouse
Recuerdo aquel día en que se paró el reloj de mi vida. De repente las manillas se pararon. No corría ni una ligera brisa. El tiempo cesó ese día y los que les siguieron. Todo perdió su color y se volvió una foto en blanco y negro. Los días transcurrían quietos sin el tic tac de las manillas.
Me senté en un banco y fui la ausente espectadora. Ese banco, mi refugio al que suelo ir cuando me quiero esconder del mundo. A veces tengo acceso a el, otros voy a el sin llegar físicamente. Es mi banco, el banco que me acoge para ver la vida pasar mientras el tiempo, aquel tiempo, parecía haberse paralizado. Como un corazón que deja de latir. Así se siente uno a veces, como si la vida hubiera perdido su latido, su sentido y el tiempo no parece transcurrir.
Se desangró mi vida, y mis ganas de vivir, hasta que el reloj volvió a dar las horas y el filtro de la cámara también volvió a darme su color. Porque así es la vida. Hay momentos en que los relojes se paran por un tiempo, pero siempre vuelven a despertarnos con su latido.