Un día cualquiera

Era un día cualquiera. No recuerdo la fecha, sólo recuerdo que lucía un sol primaveral esplendoroso, y ahí me lo encontré, en una esquina, sentado en la acera apoyado contra la pared. No era un indigente, pues llevaba traje y corbata. Ahí estaba, llorando, con las manos cubriéndose el rostro.

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Se paró el reloj de mi vida.

Recuerdo aquel día en que se paró el reloj de mi vida. De repente las manillas se pararon. No corría ni una ligera brisa. El tiempo cesó ese día y los que les siguieron. Todo perdió su color y se volvió una foto en blanco y negro. Los días transcurrían quietos sin el tic tac de las […]

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