Después de la tormenta llegó la templanza y las ganas de vivir.

Siento cierta templanza. Después de la tormenta las aguas se han calmado. Veo el mundo de otra manera, quizá con una visión más tranquila. Tengo poco ánimo de lucha. No porque me falten las fuerzas, sino porque las cosas las voy tomando menos a pecho y la aceptación de las situaciones desagradables llega antes.

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Se paró el reloj de mi vida.

Recuerdo aquel día en que se paró el reloj de mi vida. De repente las manillas se pararon. No corría ni una ligera brisa. El tiempo cesó ese día y los que les siguieron. Todo perdió su color y se volvió una foto en blanco y negro. Los días transcurrían quietos sin el tic tac de las […]

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