Las sombras de diciembre.

CC Nana B Agyei @ Flickr

Sombras de diciembre. CC Nana B Agyei @ Flickr

Diciembre trae consigo esas sombras del pasado que son difíciles de borrar. Es en estas fechas que uno echa la mirada atrás en un acto involuntario, sin quererlo ni beberlo nos vemos inundados de recuerdos. De lo que fue, fuimos, y lo que somos hoy.

La memoria nos trae tristezas y alegrías pero en estas fechas tan señaladas que compartimos con nuestros seres queridos, nos recuerda lo que perdimos. Vivimos estos días de manera agridulce y también, a veces, el simple adviento con una mezcla de terror y melancolía.

La niñez perdida, los recuerdos de mejores tiempos, la perdida de la inocencia, todo se traduce en nostalgia.

Los que no tenemos niños, los pedimos prestados para revivir esa alegría e inocencia que de algún modo queremos recuperar a trevés de otros, para darle sentido a estas fechas.

A mi, en diciembre me invade la añoranza de esa irrepetible ilusión de niña. Creo que sólo una vez de adulta sentí esa ilusión y ahora también se ha quedado ahí, en el recuerdo, para también visitarme como una sombra en estos días.

Por fortuna, quizá, nos quedan los recuerdos, porque con ellos podemos revivir por unos instantes aquello que ya no es.

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